" El inicio de las relaciones diplomáticas

El inicio de las relaciones diplomáticas

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Hoy en día, todos los países del mundo buscan estar interconectados con delegaciones diplomáticas. Embajadas, embajadores, consulados y enviados diplomáticos de los rincones más remotos del mundo trabajan para mantener las relaciones entre las naciones y asegurar los derechos de sus conciudadanos en el extranjero. No obstante, esta es una concepción moderna que no imperaba en el siglo XIX. El Imperio 清 Qīng, uno de los más extensos en territorio y población, no contaba con ningún embajador en el extranjero. De hecho, hasta el final de la Segunda Guerra del Opio (1856-1860), tampoco había embajadas en suelo chino.

Las invasiones de las potencias coloniales provocaron la llegada de diplomáticos de diferentes países a China, que en gran medida buscaban controlar el gobierno local y adelantarse a sus movimientos. Por otro lado, Gran Bretaña exigía al Imperio 清 Qīng el establecimiento de una embajada en suelo británico. Era cuestión de tiempo para que los primeros diplomáticos chinos arribaran a Europa y comenzaran a redactar informes sobre los puntos fuertes y débiles de cada nación que visitaban. La observación de los estados europeos constituirá las bases del sueño chino de construcción de una nación próspera y fuerte, no copiando ciegamente sino, tal y como hicieron los primeros embajadores chinos, tomando nota de las buenas y malas experiencias de otros países.

Diplomáticos chinos en una de las primeras visitas a Europa.

Un amigo de los chinos

Desde principios del siglo XIX, la tensión entre británicos y chinos no había hecho más que aumentar. Especialmente después de las Guerras del Opio, la mayoría de los funcionarios chinos sentía un fuerte resentimiento hacia cualquier británico, ya que no solo habían invadido el Imperio 清 Qīng, sino que habían saqueado, destruido y asesinado. Por si fuera poco, los británicos habían también forzado al emperador a firmar tratados desiguales en los que debieron ceder parte de su territorio y pagar costosas reparaciones de guerra. Sin embargo, entre todos los enviados británicos, que en su mayoría tan solo buscaban hacerse con una porción del pastel que representaba China, un hombre destacó por tender la mano de forma genuina a los funcionarios imperiales. Sir Robert Hart (1835-1911) había sido enviado a la Colonia británica de 香港 Xiāng Gǎng (Hong Kong) en 1854 para trabajar en el consulado. En los siguientes años trabajó en diferentes oficinas dependientes del gobierno británico en China. Cuanto más contacto tenía con funcionarios 清 Qīng, más comprendía sobre su cultura y cosmovisión, algo que lo apasionó.

Oficina de paz y prosperidad entre China y el extranjero

El 11 de marzo de 1861, el príncipe 恭 Gōng (1833-1898) estableció en 北京 Běijīng la 总理衙门 Zǒng lǐ Yá mén, una oficina de gobierno encargada específicamente del trato con diplomáticos extranjeros. Luego de todos los problemas que habían producido las guerras con las potencias coloniales y las dificultades que habían surgido por las diferentes concepciones de la diplomacia, la emperatriz viuda 慈禧 Cíxǐ (1835-1908) y el príncipe 恭 Gōng, las dos personas que ostentaban el gobierno de China, deseaban mejorar las relaciones diplomáticas para evitar futuros problemas. Los objetivos de la nueva oficina eran claros y estaban exhibidos en un cartel colocado sobre su puerta principal: 中外禔福 Zhōng wài tí fú, "Paz y prosperidad entre China y el extranjero". Esta era una cita tomada del 汉书 Hàn shū, Libro de Hàn

La oficina no solo contaba con funcionarios imperiales que se especializaban en el trato con embajadores, sino que también contaba con algunos extranjeros contratados para ayudar en las traducciones y los protocolos. El primer extranjero contratado fue Horatio Nelson Lay (1832-1898), un intérprete británico que había trabajado durante las conversaciones que pusieron fin a la Segunda Guerra del Opio.

Comprar barcos para otros

Luego de poder ver de cerca las ventajas militares de los novedosos buques a vapor, los generales 曾国藩 Zēng Guófān y 李鸿章 Lǐ Hóngzhāng recomendaron al gobierno 清 Qīng su compra. En la última fase de la guerra contra el 太平天国 Tàipíng tiān guó, Reino Celestial de la Gran Paz, estos generales habían luchado junto a británicos y franceses y habían quedado impactados por los nuevos barcos extranjeros.

En 1861, poco tiempo después del establecimiento de la Embajada británica en China según lo que estipulaba el Tratado Desigual que puso fin a la Segunda Guerra del Opio, el embajador británico ofreció la venta de algunos buques de guerra a vapor. Interesados por la oferta, el príncipe 恭 Gōng entregó instrucciones a Lay para que viajara a Gran Bretaña y cerrara el trato con el gobierno británico.

En Gran Bretaña, la reina Victoria aprobó la venta de 7 barcos de guerra a vapor. Los barcos partieron desde Gran Bretaña con todo el equipamiento necesario y la tripulación completa. La idea del gobierno 清 Qīng era que esos marineros entrenaran a los marineros chinos durante una temporada, antes de ceder completamente el mando de los barcos a China.

Cuando el capitán Sherard Osborn (1822-1875) arribó a China junto con Lay, un grupo de marineros chinos se dispuso a abordar los barcos para comenzar la instrucción. No obstante, el capitán Osborn le impidió el abordaje y se negó a recibir órdenes de generales chinos. Según Osborn, su flota estaba bajo el mando del emperador 清 Qīng y sólo respondería a instrucciones directas del emperador, traducidas por Lay. Como el emperador había fallecido y el gobierno estaba en manos de la emperatriz 慈禧 Cíxǐ y el príncipe 恭 Gōng, la flota británica era completamente inoperativa.

Los funcionarios 清 Qīng enfurecieron frente a la actitud de Osborn. El gobierno había gastado mucho dinero en comprar barcos, con la idea de modernizar la flota y los nuevos barcos no estaban disponibles para operar ni siquiera como mercenarios. Algunos funcionarios también temían que, en caso de guerra contra una potencia europea, la nueva flota se rebelara y colaborara con el enemigo. La oficina de 总理衙门 Zǒng lǐ Yá mén despidió a Lay y se ordenó a la flota británica abandonar las aguas chinas. El capitán Osborn disolvió la flota británica y junto con Lay abandonó China.

Contratar a un amigo

Mientras se producían los conflictos por la compra de la flota británica, Robert Hart estaba destinado en 北京 Běijīng. Por cuestiones relacionadas al comercio, Hart había tenido algunas reuniones con el príncipe 恭 Gōng. Por esta razón, cuando algunos funcionarios sugirieron a Hart para el cargo vacante en la oficina de总理衙门 Zǒng lǐ Yá mén, el príncipe 恭 Gōng estuvo de acuerdo.

A partir de la incorporación de Hart, las relaciones diplomáticas entre China y otros países comenzaron a mejorar. Hart entendía el protocolo y las costumbres chinas y europeas y sabía aconsejar sabiamente a los diplomáticos de ambas regiones. De hecho, Hart mantuvo su cargo hasta su jubilación en 1910 y trabajó de forma muy cercana a las principales autoridades del gobierno 清 Qīng. En China fue muy reconocido porque contribuyó a mantener la paz, encontrando elegantes formas de convencer a los funcionarios imperiales de cumplir con las exigencias de los tratados desiguales, sin que esto implicara una humillación para el imperio. 

Izquierda: caricatura de Robert Hart en la revista británica Vanity Fair (1894)
Derecha: retrato de Robert Hart.

El problema de los embajadores

Entre los puntos exigidos en los tratados desiguales se encontraba uno sencillo pero muy controvertido: el establecimiento de una embajada en Gran Bretaña. Durante los años siguientes a la firma del tratado desigual, las autoridades 清 Qīng se resistieron a enviar embajadores al extranjero, ya que bajo la concepción china esto era un signo de sometimiento. No obstante, como Hart sabía que esto podía desencadenar un nuevo conflicto armado, y de hecho las autoridades británicas habían llegado al extremo de amenazar con enviar tropas a China si no se cumplía con el acuerdo de establecer la embajada, buscó formas de conformar a ambas partes.

Sabiendo que el Imperio 清 Qīng no enviaría un embajador y que los británicos no aceptarían una negativa, Hart propuso la idea de enviar una delegación diplomática que tan solo visitara algunos países europeos durante algunos meses y que luego pudiera volver a China, sin el establecimiento formal de una embajada. De esta forma, los 清 Qīng podían interpretar que estaban enviando a un mero observador de las costumbres extranjeras y negociador en algunas compras, mientras que los británicos notaban un acercamiento diplomático de parte de China.

Hart fue el encargado de organizar los viajes y el itinerario de los enviados chinos. Sin embargo, cuando todo estuvo preparado no había ningún funcionario 清 Qīng dispuesto a llevar a cabo la tarea. Tampoco existía nadie con ningún tipo de formación diplomática para tratar con europeos. Primero, se buscó a profesores o estudiantes de lenguas extranjeras, pero entre ellos nadie estaba dispuesto a abandonar el país. Llevar a cabo esta tarea representaba para todos ellos colocarse en el escalafón más bajo de todo el sistema de gobierno y arruinar su carrera política para siempre, ya que nunca podrían obtener un cargo de gobierno.

¿Inútil o visionario?

En realidad, algunos funcionarios habían sido tentados por el viaje y la posibilidad de conocer más sobre Europa, pero eran de etnia 汉 hàn y la corte imperial estaba solo dispuesta a enviar a un manchú, una persona de la misma etnia que la dinastía gobernante. El propio Hart se tomó la tarea de buscar manchúes mínimamente capacitados para la tarea. Finalmente consiguió convencer a 斌椿 Bīnchūn (1804-1871), un manchú que administraba un pequeño condado en la provincia de 山西 Shānxī y que había trabajado con él dos años en la aduana.

La corte imperial aprobó el viaje de 斌椿 Bīnchūn porque lo consideraban un “don nadie” y un “funcionario inútil” que no representaría ninguna pérdida para el imperio si los europeos decidían tomarlo como rehén o ejecutarlo por alguna razón. Por otro lado, si a su vuelta al país consideraban que había traicionado a la dinastía, encarcelarlo, prohibirle ejercer cargos públicos o ejecutarlo tampoco implicaría una pérdida grande.

El propio 斌椿 Bīnchūn no estaba muy convencido de su tarea, ya que no le quedaba claro qué implicaba ser un embajador en tierras europeas. Las órdenes que recibió fueron escribir informes sobre Europa y enviarlos regularmente. El trabajo de 斌椿 Bīnchūn, primer diplomático chino en Europa, no puede ser más interesante y relevante. Se dedicó completamente a la tarea de observar y describir los países europeos y las costumbres regionales y entregó cientos de informes que describían cosas tan dispares que iban desde la historia y la arquitectura, hasta las costumbres de la nobleza europea a la hora de comer. Aunque sus informes no fueron muy valorados, contribuyeron a la formación de la siguiente generación de diplomáticos chinos y las bases de los primeros intercambios culturales directos. De hecho, al poco tiempo de partir de China quedó clara la importancia de la tarea de 斌椿 Bīnchūn, cuando en Egipto tomó por primera vez un tren. La máquina a vapor sobre rieles dejó tan impactado a 斌椿 Bīnchūn que nada más bajar compuso un poema que acompañó con grandes elogios a este tipo de tecnologías. Acababa de comenzar el gran sueño chino de conectar a todo el país con vías férreas, un sueño que el siglo XXI está viendo cumplirse.

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