" Introducción de nuevos términos en el chino moderno. El caso del aguacate

Introducción de nuevos términos en el chino moderno. El caso del aguacate

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Una pera con piel de cocodrilo

Dada la gran extensión territorial del mundo hispanohablante, estamos habituados a convivir con variaciones léxicas para un mismo objeto. En Argentina, por ejemplo, la fruta que en la mayoría de los países se llama “fresa” recibe el nombre de “frutilla”; y “strawberry”, en la conocida canción de los Beatles, no impide que en el aula de chino se aprenda 草莓 cǎo méi. La coexistencia de estas denominaciones nos recuerda que toda lengua, para nombrar un objeto, combina tradición, historia de contactos y decisiones culturales.

En chino moderno ocurre algo semejante. El modo en que se establecieron las denominaciones para el aguacate permite observar los mecanismos con los que este idioma incorpora objetos y conceptos extranjeros. Para que un término se integre, antes debe existir una presencia material o simbólica suficientemente estable. En el caso del aguacate, originario de Mesoamérica, esa presencia es tardía: su introducción en Asia oriental se da recién a comienzos del siglo XX. Dada la intensidad del intercambio agrícola bajo ocupación japonesa, suele mencionarse 1918 como el año en que se realizaron los primeros ensayos de cultivo en Taiwán.

La bibliografía del campo de la agricultura de la época documenta estos intentos iniciales, la pérdida de parte de los árboles durante los años finales de la Segunda Guerra Mundial y la posterior selección de variedades locales derivadas de híbridos. En China continental, el cultivo es aún relativamente reciente y se concentra en provincias del sur; la producción crece, pero el consumo interno depende en buena medida de la importación.

Un nombre viajero

El término español “aguacate” procede del náhuatl āhuacatl, que designaba tanto el fruto como, eufemísticamente, los testículos. En inglés, por su parte, se consolidó desde el siglo XVII la expresión alligator pear, atestiguada ya en 1696, debido a la piel rugosa del fruto y a una reinterpretación popular del término “avocado”.

A partir de esta analogía visual surge la denominación china 鳄梨 è lí, literalmente “pera de cocodrilo”. Este fue uno de los primeros nombres empleados en textos botánicos y agrícolas, especialmente durante las décadas de 1920 y 1930, cuando se intentó sistematizar vocabulario técnico para cultivos exóticos. Aunque no necesariamente es la primera denominación, sí aparece entre las más tempranas vinculadas al fruto en el contexto sinográfico moderno.

Sin embargo, en Taiwán y Hong Kong se adoptó pronto una alternativa más descriptiva: 酪梨 lào lí. El carácter 酪 lào alude tradicionalmente a sustancias lácteas fermentadas, yogures, pastas blandas o productos de consistencia cremosa. Las fuentes médicas y culinarias de la tradición china lo emplean justamente para aquello que es suave, espeso o untuoso. De este modo, 酪梨 lào lí no traduce la forma del fruto, sino su textura, que resultaba sorprendente en el contexto culinario local.

Más tarde, en China continental se fue imponiendo aún otra denominación: 牛油果 niú yóu guǒ. Su traducción literal como “fruto de grasa de vaca” puede resultar llamativa, pero proviene de la asociación entre la textura del aguacate y la manteca. En la terminología actual, 牛油 niú yóu no designa la mantequilla láctea (que se denomina 黄油 huáng yóu) sino la grasa bovina. 牛油果 niú yóu guǒ, percibido como un nombre más elegante, nutritivo y menos extraño que “pera de cocodrilo”, se consolidó rápidamente en el mercado, los medios y la gastronomía.

Estos tres nombres permiten observar mecanismos distintos de creación léxica en chino moderno:

Traducción semántica: 鳄梨 è lí.

Reinterpretación cultural: 酪梨 lào lí.

Revalorización comercial: 牛油果 niú yóu guǒ.

Adaptación versus transcripción

En contraste con el japonés (donde la escritura fonética mediante katakana facilita préstamos casi directos como アボカド, abokado), el chino contemporáneo tiende a evitar la simple transcripción sonora. El sistema sinográfico impulsa la creación de nombres que posean motivos semánticos internos y resonancias culturales. Los caracteres elegidos deben, idealmente, aportar sentido: forma, textura, color, función o incluso prestigio.

El aguacate constituye un caso ejemplar de esta tendencia. El idioma elude un préstamo fonético puro (que podría haber existido) y opta en cambio por un vocabulario que integra el fruto a su propio universo semántico. El resultado es un conjunto de nombres expresivos que reflejan cómo el chino moderno absorbe objetos nuevos no solo como productos agrícolas, sino como entidades culturales dotadas de significado.

El caso del guacamole: entre préstamo, adaptación y reinvención

La incorporación del aguacate a la gastronomía china ha dado lugar también a la adopción y adaptación del guacamole, cuya presencia en restaurantes y cafeterías se ha vuelto habitual en zonas urbanas. Respecto de su denominación, conviven tres estrategias:

Préstamo semidirecto: guacamole aparece transcrito fonéticamente como 鳄梨酱 è lí jiàng o 牛油果酱 niú yóu guǒ jiàng, es decir, “salsa de aguacate”, evitando la fonetización del término náhuatl.

Transcripción fonética minoritaria: en algunos menús destinados al turismo o a consumidores jóvenes se encuentra la transliteración 瓜卡莫雷 guā kǎ mò léi, un calco estrictamente fonético sin valor semántico, usado más por exotismo que por necesidad comunicativa, o incluso directamente el término "guacamole".

Relectura culinaria: en muchos recetarios o sitios de gastronomía, el guacamole se define simplemente como 牛油果沙拉 niú yóu guǒ shā lā, “ensalada de aguacate”, adaptándolo a categorías culinarias ya establecidas en la cocina contemporánea china.

Estos tres procedimientos ilustran bien la tensión entre transcripción y adaptación semántica en el chino moderno. A diferencia del japonés, que normalmente habría optado por una transliteración estable, el chino privilegia nombres que sean inteligibles dentro de su propia tradición culinaria y léxica. Así, el guacamole se “des-nominaliza” en cierto sentido: deja de ser una preparación específica de origen mesoamericano para convertirse en una categoría amplia de salsa o pasta de aguacate, ajustada al repertorio local de 味型 wèi xíng“perfiles de sabor”.

De fruto exótico a icono cultural

En los últimos años, el aguacate ha atravesado en China un proceso acelerado de “culturalización”. No se trata únicamente de su presencia en supermercados o cafeterías, sino de su integración en la cultura visual contemporánea. Los peluches de aguacate, 牛油果毛绒玩具 niú yóu guǒ máo róng wán jù, se han vuelto omnipresentes en plataformas de comercio electrónico y en tiendas destinadas al público joven.

Este fenómeno forma parte de la 可爱经济 kě ài jīng jì, “cute economy”, donde el consumo se orienta hacia objetos que inspiran afecto, ternura y coleccionismo. La forma redondeada, el contraste de colores y la simplicidad visual del aguacate lo convirtieron rápidamente en un icono estético. Así, el fruto que entró a China como un cultivo experimental ha devenido en objeto pop, decorativo e incluso identitario para ciertos grupos urbanos.

El recorrido del aguacate, desde su introducción agrícola hasta su conversión en símbolo de consumo lúdico, muestra cómo la lengua, el mercado y la cultura popular interactúan para crear significados nuevos y sorprendentemente dinámicos.



Díaz, M. E. y Torres, L. N. (16 de noviembre de 2025). Introducción de nuevos términos en el chino moderno. El caso del aguacate. China desde el Sur. https://www.chinadesdeelsur.com/2025/11/introduccion-de-nuevos-terminos-en-el.html

 

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