" Alessandro Valignano. Adaptarse a la cultura para evangelizar

Alessandro Valignano. Adaptarse a la cultura para evangelizar

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Pensar la historia del cristianismo en China nos ofrece una muy buena ocasión para pensar no solo en esta religión sino acerca del fenómeno religioso en general y la naturaleza de las creencias. Fue tan grande el desafío de los misioneros que nos enfrenta a una situación límite de la comunicación y la interrogación sobre qué significa creer. Al llegar a esa pregunta, nos damos cuenta de que el problema no atañe solamente a la predicación del Evangelio en China.

Comenzamos nuestro recorrido por la labor de los jesuitas en China por medio de la figura de San Francisco Javier. Su labor fue continuada por Alessandro Valignano, 范礼安 Fàn Lǐ’ān (1539-1606), quien es uno de los personajes más influyentes en las misiones jesuitas en China y Japón. Esta influencia se debe tanto a sus acciones como a sus ideas. 

大三巴牌坊, Dàsānbā Páifāng, Ruinas de San Pablo. Pertenecían a la Iglesia Madre de Dios (1640). Un incendio la destruyó en 1853 y ha quedado solo la fachada. Es un símbolo de Macao.

La geografía de los misioneros jesuitas

Además de ubicarnos temporalmente al final del siglo XVI y siglo XVII, lo cual en términos de historia China sería el fin de la dinastía 明 Míng y los comienzos de la 清 Qīng. La base desde la cual partieron las misiones a Japón y China era Macao, en el 华南 Huá nán, Sur de China, que estaba ocupada oficialmente por los portugueses desde 1554 a cambio de un tributo. A su vez, los barcos portugueses llegaban desde Goa, la capital de su virreinato en la costa occidental al sur de India. Allí los portugueses tenían una colonia desde 1510, en la que habían establecido el catolicismo como religión oficial y habían prohibido los demás credos. Macao, por su parte, era un puerto estratégico para el sur del Pacífico.

Adaptarse para evangelizar

Alessandro Valignano había nacido en Chieti, en la costa oriental de la actual Italia. En el momento de su nacimiento pertenecía al Reino de Nápoles. Se ordenó como sacerdote de la orden jesuita y en 1573 fue nombrado Visitador de las misiones en India, como primer paso para que supervisara las misiones en la zona oriental de Asia. 

La política del Padre Valignano consistía en realizar el máximo esfuerzo posible para adaptarse a las lenguas y las costumbres de los lugares que iban a ser evangelizados, siempre y cuando estas últimas no violaran los preceptos católicos. En posteriores artículos veremos con esto desató una gran controversia a partir de la respuesta del Vaticano.

Al llegar a Macao en 1578, el Padre visitador realizó una evaluación del estado de las misiones en la región. Como todavía no habían podido siquiera penetrar en territorio chino, sopesó las dificultades y entendió que el primer paso era aprender el idioma chino. Como la tarea lo sobrepasaba, solicitó el arribo de otros jesuitas para que se dedicaran a esa tarea, y es así como llegaron a Macao Michele Ruggieri (1543-1607) y Matteo Ricci (1552-1610). Ambos se convertirían en los primeros sinólogos europeos y ejercerían un rol crucial en el intercambio de Europa con China. Ruggeri tenía una gran facilidad para el aprendizaje de idiomas, y por eso fue elegido para la tarea. El Padre Ricci, por su parte, llegaría a ser el más exitoso de todos los primeros misioneros. De este modo podemos advertir el carácter fecundo de las ideas defendidas por Valignano, pues su visión permitió que se comenzara a conocer China en Europa no solo como un territorio para expoliar o como un lugar de infieles para evangelizar.

El Padre Valignano comprendió que faltaba tiempo para poder enviar misioneros al interior de China, y por ello, mientras otros se preparaban en el conocimiento del chino, emprendió varios viajes misioneros a Japón, que sería el eje central de su labor misionera y su producción escrita. Fundó el Colegio Jesuita de San Pablo en Macao y falleció allí, en 1606.

Traducción y creencias

Dentro del cúmulo de problemas relacionados con los intentos de evangelización de China, que vamos tratando en diferentes artículos, hemos elegido para este el problema de la traducción. La conversión al catolicismo, como bien entendió el Padre Valignano, supone poder entender un contenido mínimo sobre el Dios de los cristianos y el de Jesucristo. Aquí entramos en un terreno bien espinoso, porque a lo largo de la historia del catolicismo no ha habido consenso respecto de qué constituye exactamente ese contenido que hay que comprender o qué rol juega este respecto de la fe. 

Pongamos un pequeño ejemplo para invitar a la reflexión. El Nuevo Testamento está redactado en griego, si bien pronto la lengua litúrgica del catolicismo fue el latín y en general los autores medievales no tenían conocimiento del griego. Las primeras líneas del Evangelio según San Juan rezan lo siguiente:

Ἐν ἀρχῇ ἦν ὁ λόγος, καὶ ὁ λόγος ἦν πρὸς τὸν θεόν, καὶ θεὸς ἦν ὁ λόγος. 

Lo cual se tradujo al latín como:

In principio erat Verbum et Verbum erat apud Deum et Deus erat Verbum.

En español hay infinidad de versiones. Por ejemplo, esta versión aparece compartida en la página oficial del Vaticano:

Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.  

Quienes tengan alguna noción de filosofía, reconocerán dos términos clave de la filosofía antigua retomados en el Nuevo Testamento: arché y lógos. Ambos términos poseen más de un significado. "Arché" tiene como uno de ellos "principio" y puede ser tanto en sentido temporal como metafísico, próximo a la noción de "fundamento". En cuanto a "lógos", es un término que quizás sería mejor dejar sin traducir y se mueve entre "discurso", "palabra", "razón".

Veamos una de las traducciones más comunes al chino:

太初有道 , 道与神同在 , 道就是神。  

Tài chū yǒu dào, dào yǔ shén tóng zài, dào jiù shì shén.

Para arché, "principio", se ofrece 太初 Tài chū, lo cual, desde nuestro punto de vista, es bastante acertado si bien se trata de un término propio de la cosmología taoísta. Pero al elegir para traducir lógos el término 道 dào se abre un camino infinito de equívocos. No es que se trate de una mala elección, pero patentiza la dimensión de la dificultad. Al avanzar este primer capítulo del Evangelio según San Juan se identifica a este lógos con Jesús, pero este Jesús que es Dios según el Catolicismo Romano, no se agota ni mucho menos con la forma humana adoptada al hacerse hombre.

Esperamos que esto ayude a entender los problemas que enfrentaba el Padre Valignano. Si no se traduce el mensaje, tampoco se puede evangelizar, porque no se podría saber qué es lo que entienden quienes oficiaban de improvisados intérpretes. Pero traducir, como bien deben saber quienes sean o hayan sido estudiantes de chino, o de alguna otra lengua, no es solamente conocer ambas lenguas, sobre todo si se trata de traducir textos complejos como la Biblia o el Catecismo católico. Lo que hicieron los siguientes jesuitas, siguiendo las directivas de Valignano, fue empaparse de la cultura y adaptarse todo lo que los principios cristianos permitían. La controversia surgió porque no era del todo claro dónde trazar la línea.

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