" Treinta mil leguas de viaje europeo

Treinta mil leguas de viaje europeo

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En 1866, después de complejas discusiones diplomáticas entre el gobierno 清 Qīng y algunos embajadores europeos, se llegó a un acuerdo para que un pequeño grupo de diplomáticos chinos viajara por Europa y se reuniera con algunas autoridades de la época. Un funcionario manchú que administraba un pequeño condado fue elegido para liderar la misión diplomática: 斌椿 Bīnchūn (1804-1871). Junto a él, su hijo, tres estudiantes de lenguas extranjeras y siete sirvientes viajaron alrededor de 145.000 kilómetros, lo que equivale a dar más de tres vueltas alrededor de la Tierra, visitando 11 países en 9 meses.

El hombre que quería conocer a la reina

En 1858, las tropas británicas y francesas atacaron la ciudad de 广州 Guǎngzhōu, en el Sur de China, en el marco de la Segunda Guerra del Opio (1856-1860). La ciudad casi no mostró resistencia al ataque porque el gobernador 叶名琛 Yè Míngchēn (1807-1859) había recibido órdenes de no provocar a las tropas extranjeras. Británicos y franceses asaltaron las oficinas de gobierno e hicieron prisionero a 叶名琛 Yè Míngchēn. Posteriormente fue embarcado a India, donde permaneció varios meses detenido. Durante su reclusión se mostró siempre a favor de llegar a un acuerdo diplomático que terminara con la guerra. 

叶名琛 Yè Míngchēn apresado por soldados británicos, The Illustrated London News.

En 1859, 叶名琛 Yè Míngchēn inició una huelga de hambre. Cuando los carceleros intentaron convencerlo de que se alimentara, el antiguo gobernador respondió que tan solo se había mantenido con vida porque esperaba ser llevado como prisionero a Gran Bretaña, donde poder entrevistarse con la reina para discutir una solución pacífica. Las autoridades británicas nunca tuvieron la intención de llevarlo a conocer a la reina; por esta razón, en marzo de 1859, 叶名琛 Yè Míngchēn falleció de inanición en la cárcel de Calcuta, esperando conocer a la reina de Gran Bretaña.

A pesar de que 叶名琛 Yè Míngchēn no pudo cumplir su deseo, en 1866, 斌椿 Bīnchūn tuvo la oportunidad de conocer a la reina y sentar las bases de un entendimiento diplomático que probablemente contribuyeron a que no existiera una “Tercera Guerra del Opio”, aunque desgraciadamente no llegó a eliminar las intenciones colonialistas de muchas potencias extranjeras sobre China.

Los primeros turistas chinos

En su viaje hacia Europa la comitiva se detuvo por cortos períodos para realizar visitas en algunos países como Vietnam o Singapur donde se reunieron con autoridades. La primera gran visita fue a Egipto. Allí la comitiva no solo conoció al tren a vapor, al que 斌椿 Bīnchūn le dedicó un poema, sino que también tuvieron tiempo de visitar algunos sitios históricos como las pirámides y la famosa Esfinge. 

Un grupo de turistas europeos en Egipto pocos años despues de la visita de 斌椿 Bīnchūn.

Al cruzar el Mar Mediterráneo, la primera parada europea fue Italia. Allí recorrieron el país por varias semanas aprendiendo de la cultura grecorromana y visitando a algunas familias nobles. 斌椿 Bīnchūn descubrió que Italia eran las tierras del Imperio Romano, al que recordó de antiguos textos chinos. Por esta razón, en sus informes no dudó en llamar a Italia 大秦国 Dà Qín guó, el nombre con el que los historiadores chinos habían llamado a Roma.

En la comitiva china se encontraba también Sir Robert Hart (1835-1911), que trabajaba para el gobierno 清 Qīng. Sin embargo, antes de continuar el viaje hacia Francia, Hart abandonó la comitiva y viajó a Londres, debido a que tenía fecha para su boda. A pesar de que la comitiva contaba con 3 estudiantes de lenguas extranjeras, Hart había trabajado como el principal intérprete. A su partida dejó a cargo de otros dos europeos el trabajo de intérprete: Gustav von Detring (1842-1913) y Edward Charles Macintosh Bowra (1841-1874), más conocidos por sus nombres chinos: 德璀琳 Décuǐlín y 包腊 Bāolà. Ambos tenían un muy buen dominio del chino y ayudaron a la comitiva no solo como intérpretes, sino que incluso tradujeron textos para ellos.

La fascinación por el ascensor

Al llegar a Francia, los escritos de 斌椿 Bīnchūn se hacen más abundantes. El desarrollo de la ciudad y el glamour de sus habitantes llamaron poderosamente la atención del diplomático. Como buen ciudadano chino, uno de los lugares que más le gustaron fueron los mercados callejeros, que no eran ni tan grandes ni tan abundantes como los de China, pero si exóticos en sus productos. Se sorprendió también con la cantidad de edificios de 6 y 7 pisos de altura y quedó maravillado con las farolas nocturnas que, al ser de aceite, iluminaban más que las farolas chinas.

En Francia, la comitiva se hospedó en un lujoso hotel. Tal vez sabiendo que las vistas maravillarían a los diplomáticos, sus habitaciones se ubicaban en el 7° piso. Para subir, el hotel contaba con un novedoso invento que llevaba unos pocos años popularizándose en varios países: el ascensor eléctrico. La comitiva china quedó tan encantada con el aparato que pasaron gran parte de la tarde y la noche buscando excusas para subir y bajar constantemente en ascensor.

En los días siguientes, los diplomáticos visitaron el Museo del Louvre y fueron varias veces al Gran Teatro para ver representaciones de obras europeas. Luego de 17 días disfrutando de las maravillas de Francia, toda la comitiva se embarcó hacia Gran Bretaña, donde los esperaba la mayoría de sus reuniones y eventos. 

Fotografía de París, tomada aproximadamente por las fechas en las que la comitiva china visitó la ciudad.

Descubrir la fotografía

Al llegar a Gran Bretaña, nuevamente 斌椿 Bīnchūn volvió a fascinarse. Le llamó la atención la organización urbana y la gran cantidad de chimeneas industriales de las que salía un humo negro durante gran parte del día.

Aunque los diplomáticos tenían que asistir a diversas reuniones, también tenían mucho tiempo para recorrer Londres. En una callejuela, 斌椿 Bīnchūn descubrió una casa de fotografías. Allí, por un módico precio, las personas podían tomarse una fotografía para tener un recuerdo. 斌椿 Bīnchūn convenció a su hijo y a los tres estudiantes para ir a la casa y tomarse fotografías, ya que era la primera vez en su vida que podían ver el funcionamiento y resultado de este arte. En sus notas, 斌椿 Bīnchūn describe parte del proceso fotográfico con bastante detalle y elogia el resultado final. 

Las fotografías de 斌椿 Bīnchūn, su hijo y los tres estudiantes de idiomas.

Unos rockstars

En las calles de Londres, 斌椿 Bīnchūn y sus acompañantes se transformaron en todo un fenómeno social, ya que todos querían ver a esos extranjeros de largas trenzas que vestían ropajes tradicionales chinos. Cientos de personas se agolpaban para ver a los diplomáticos caminar por las calles o entrar a las tiendas. Pronto, los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia y comenzaron a publicar artículos sobre los diplomáticos. Algunos periódicos contrataron periodistas que seguían a la comitiva las 24 horas del día y anotaban todo lo que hacían, además de hacerles preguntas de las más variadas.

Un periódico publicó dibujos de los diplomáticos chinos junto a algunos artículos y en pocas horas se agotó completamente. Al ver el éxito de estos artículos, algunos medios buscaron fotografías para publicarlas. Un equipo dio con la tienda de fotografía que había tomado las fotos a los diplomáticos y compró copias. Luego de la publicación de las fotos, los periódicos nuevamente se agotaron, ya que todos querían ver las fotografías de los manchúes. Durante esos días, la tienda de fotografías comenzó a vender copias de las fotos; la demanda era tan alta que los precios de las fotografías pronto subieron e incluso algunas personas las revendían en las calles.

Visitas oficiales

Durante la estancia en Londres, la comitiva diplomática se reunió con ministros de asuntos exteriores y con comandantes que dirigían la producción de armamento. En Londres la comitiva se reencontró con Hart, que ya se había casado y los acompañó el resto del viaje. El 5 de junio se produjo la visita más importante. La comitiva viajó al Castillo de Windsor para asistir a un baile organizado por la reina Victoria (1819-1901).

En el baile no había menos de 800 nobles y ministros británicos, muchos de los cuales encontraron muy llamativos a los diplomáticos chinos. 斌椿 Bīnchūn describe con mucho detalle la fiesta y destaca la gran cantidad de lujos que pueden verse. Agradecido por la invitación al baile, 斌椿 Bīnchūn dio un pequeño discurso alabando los lujos de la reina y hasta se tomó el tiempo de escribir dos pequeños poemas inconclusos.

En Gran Bretaña la comitiva pasó 38 días. A lo largo de todo ese tiempo visitaron astilleros, fábricas de acero, fábricas textiles, de vidrios y muchas más. Incluso también tuvieron una visita exclusiva a la casa de la moneda y pudieron presenciar un desfile militar.

Otras visitas

Luego de visitar Gran Bretaña, la comitiva viajó por Suecia, Finlandia, Rusia, Prusia y Bélgica. En Suecia convencieron a 斌椿 Bīnchūn de visitar un pueblo del norte sin contarle la sorpresa que le esperaba. Una vez llegaron, le contaron que se encontraban dentro del “Círculo polar ártico” y que por lo tanto no anochecería durante los días de verano. 斌椿 Bīnchūn quedó tan sorprendido por las declaraciones que pasó más de 24 horas despierto esperando ver el anochecer que nunca llegaba.

Luego de esta gira turística entrevistándose con diversos reyes y nobles de cada país, retornaron a Francia para volver a China. 

La comitiva china en la exposición de Estocolmo.

Un detalle para un amigo

A pesar de que 斌椿 Bīnchūn mostró un gran interés por todo lo relacionado con la industrialización, nada captó más su atención que los medios de transporte. En sus informes describió los barcos a vapor, las bicicletas e incluso un curioso carro de 4 ruedas experimental que se movía sin la necesidad de animales de tracción. Sin embargo, nada lo maravilló más que el tren. De hecho, 斌椿 Bīnchūn estaba tan encantado con el tren que hablaba sobre él con cada persona con la que conversaba.

Cuando 斌椿 Bīnchūn volvió a París en su viaje de vuelta, se reunió con 王承荣 Wáng Chéngróng, un mercader chino que había abierto una pequeña tienda de productos chinos. 王承荣 Wáng Chéngróng escuchó la fascinación de 斌椿 Bīnchūn por los trenes y decidió hacerle un regalo que sabía que le encantaría. Compró un modelo a escala de un tren a vapor que daba vueltas sobre unos pequeños rieles al encender un pequeño motor de alcohol. La alegría de 斌椿 Bīnchūn por este souvenir no pudo ser mayor. A su vuelta habló tan positivamente de 王承荣 Wáng Chéngróng, que todos los embajadores y diplomáticos chinos del siglo XIX visitaron la tienda de este empresario chino en sus viajes a París.

Una visita exitosa

Al arribar a China, Hart escribió en su diario que la misión diplomática había sido un éxito. Según él, los europeos se habían comportado de forma muy amable con los diplomáticos chinos, lo que había provocado que se lleven una buena impresión. De esta forma, esperaba que los informes de 斌椿 Bīnchūn alentaran a las autoridades chinas a ser más abiertas con los embajadores extranjeros. Además, los europeos se habían mostrado genuinamente interesados en China, a lo que Hart pensaba que contribuiría a que los vieran como otra de las grandes potencias globales y se evitaran futuras guerras o malentendidos diplomáticos.

En aquellos días, el gobierno imperial estaba en pleno proceso de modernización, por lo que a la vuelta de la visita, 斌椿 Bīnchūn fue contratado para que trabajara en relaciones internacionales. Lamentablemente, 斌椿 Bīnchūn ya era una persona de avanzada edad y tan solo 4 años después de regresar falleció. Sus escritos no tuvieron el efecto que él y Hart esperaban, pero constituyeron la base del entendimiento mutuo entre China y Europa. 

Fotografía de la Gran Muralla China tomada por Thomas Child en 1870.

(1) 1866年,一不懂英语的老头在英国看报纸,意外为中国引进标点符号

(2) 行程9万里,畅游欧洲9个月:一个清朝老县令的海外奇谈

(3) Rare photographs of 19th century China on display in Beijing  

(4) Museum of fine arts St. Petersburg: Forever in a Moment, Nineteenth Century Photographs of Egypt

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